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Doce artistas opinan sobre el Museo Municipal de Guayaquil #5 Xavier Patiño

Por María Gabriela Fabre y Ana Rosa Valdez

Hace algunas semanas el Director de Cultura y Promoción Cívica del Municipio de Guayaquil, Arq. Melvin Hoyos, declaró que a pesar de mantenerse 26 años en el cargo no hay nadie preparado para sucederlo. Presentamos doce entrevistas con artistas que actualmente viven en la urbe para conocer sus opiniones sobre la gestión del Museo Municipal de la ciudad donde su figura ha sido gravitante. Varios de ellos han obtenido premios y reconocimientos en eventos organizados por aquella institución, a más de ser docentes universitarios con experiencia.

Hemos convocado a creadores y creadoras emergentes, de mediana y larga trayectoria, en su mayoría personajes de indiscutible relevancia en la escena local y nacional. Esperamos que estas declaraciones contribuyan a analizar las políticas y programas culturales del gobierno local, y más en específico del Museo Municipal, en un sentido crítico y reflexivo.

Xavier Patiño (Guayaquil, 1961) es artista visual y docente. Estudió en el Colegio de Bellas Artes “Juan José Plaza”, y obtuvo una licenciatura en artes plásticas en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo. Fue profesor de Diseño Gráfico en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL). Posteriormente, fundó el Instituto Superior Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE), en el cual se desempeñó como rector y docente. Junto con los artistas Jorge Velarde, Marcos Restrepo, Paco Cuesta, Marco Alvarado y Flavio Álava conformó la agrupación artística La Artefactoría en los años ochenta. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas a nivel nacional e internacional. Obtuvo el Primer Premio del Salón de Julio en el año 2002. Actualmente se desempeña como docente y director de la Escuela de Artes Visuales de la Universidad de las Artes.

¿Qué opinión tienes de la gestión cultural del Museo Municipal de Guayaquil?

Habría que hacer rápidamente un poco de historia de lo que era el Museo Municipal en la década de los 80s, y luego, del cambio bastante importante con la alcaldía de León Febres Cordero. Cuando entró Paco Cuesta a la dirección del museo, hubo cambios significativos y una apertura hacia otras posibilidades del arte: esto fue fundamental y se dió en el Salón de Jóvenes Creadores.

¿Cuál fue ese Salón?

No recuerdo el año ni el nombre exacto, pero fue [N.E.: una versión del Salón de Julio] abierto a la creatividad, a otras posibilidades artísticas, no solamente a la pintura. Debe haber sido en 1986 o 1988, casi entrando a los 90s.

El cambio fue brutal con la dirección de Paco Cuesta, quien no duró mucho tiempo en el puesto porque ocurrieron algunos escándalos y censuras [N.E.: como el caso de la “Adolorida de Bucay” de Hernán Zúñiga]. Luego, vino la Alcaldía de Jaime Nebot, con Melvin Hoyos como director, primero de la Biblioteca, luego del museo, y ahora de toda la gestión cultural del Municipio de Guayaquil. Ha habido cambios, pero creo que la gestión de Melvin está gastada: no quiero calificar su gestión, pero puedo decir que en su momento tomó la posta y ahora se ha ido diluyendo.

Aunque es verdad que la Municipalidad de Guayaquil organiza muchos eventos culturales -según lo que él menciona en la entrevista que le hacen- no es menos cierto que se necesita urgentemente una oxigenación: el Festival de Artes al Aire Libre (FAAL) ya no responde; el Salón de Julio necesita un cambio, no solamente de personas, sino de sus bases, de su estructura, desde el nombre habría que cambiarlo.

La gestión de Melvin Hoyos se encuentra en un stand by desde hace diez años, aproximadamente. Los modelos de gestión, que funcionaron en algún momento de la historia, hoy están gastados. Digo diez años, pero pudieran ser veinte.

Se han editado libros históricos de Guayaquil, lo cual es bueno para que la gente conozca temas históricos relacionados con la creación de la ciudad. Pero creo que Guayaquil necesita un cambio en relación a la estética que nos propone Melvin Hoyos como representante del Municipio de Guayaquil. Digo esto porque soy amigo suyo: me hubiera encantado decírselo a él en un comentario, pues creo que la crítica nos hace ver la realidad. A veces uno está en una oficina, encerrado en mil problemas burocráticos, y no alcanza a ver la dimensión de un problema como éste. No se tiene la capacidad de verlo desde afuera, como nosotros que estamos viviéndolo.

¿Piensas que es tiempo de un relevo?

Yo creo que es necesario un relevo. Creo que Melvin, que es un tipo muy apasionado y metido en su trabajo, con muchas ganas de colaborar, necesita gente joven que pueda trabajar y proponer nuevos proyectos para el Municipio. Eso sería una oxigenación positiva para la Dirección de Cultura del Municipio de Guayaquil. Hay gente joven que se ha capacitado afuera, que tiene una mirada contemporánea sobre los procesos artísticos.

No es necesario ni siquiera que entre en debate, sino decir “ya es hora”. Y que el mismo Melvin busque salir y descansar un poco.

¿Crees que en la ciudad hay personas capacitadas para hacerlo? ¿Qué harías distinto o qué propuestas te gustaría ver implementadas?

Por supuesto que existen personas capacitadas en la ciudad. Tiene que ser un gestor cultural, no digo que necesariamente debe ser un artista. En el caso de que no haya, se tiene que hacer una convocatoria internacional: busquemos afuera un gestor cultural, alguien que se encargue no solamente de proponer nuevas miradas sobre la reserva del museo, que le dé otra mirada a los salones y concursos que tenemos en la ciudad; alguien con nuevas ideas y con experiencias en otros lados que también tenemos que mirar.

Si bien es cierto, como dice Melvin, que el proyecto del FAAL ha querido ser implementado en otros países, hay que pensar que, por muy bueno que haya sido, no se puede repetir siempre. Por ahí va el tema. Yo creo que sí hay gente seria, jóvenes que tienen muchas ideas. Administradores de la cultura, que puedan conseguir recursos internacionales, que nos hagan aparecer en el mapa cultural.

Hoy en día en Guayaquil, aunque tenemos el Museo Municipal, que posee una colección interesante, no contamos con una muestra de arte moderno. No ha habido por parte del Municipio el interés de adquirir obras nuevas de artistas contemporáneos, de jóvenes. La manera en la que adquieren, a través de los salones y demás concursos, no es una buena forma porque los premios son circunstanciales, coyunturales. Hay artistas que le pegan a la suerte en ese momento y no vuelven a producir, ésa no es una buena fórmula para hacerse de una colección de arte contemporáneo. Pero éste no es un problema sólo del Municipio sino del Estado. Los museos estatales no compran obra a los artistas contemporáneos.

Si viene alguien de afuera y quiere ver arte moderno, o conocer cómo se desarrolló el arte moderno en Guayaquil y en el Ecuador, no encuentra nada. No hay ni un sólo museo que tenga una muestra permanente de arte moderno. No hay curadores expertos: un museo debería tener un curador, museógrafos, especialistas que sepan cuidar una colección. No quiero descalificar a nadie: en el Museo Municipal hay gente valiosa; el mismo Melvin puede ser una persona valiosa, es un tipo muy culto que podrá tener un genio difícil… Conozco a Melvin, soy su amigo, hemos conversado mucho y lo que estoy diciendo no creo que lo lastime para nada.

No podemos pensar que somos imprescindibles. Siempre hay gente joven que puede dar una lectura interesante, una mirada diferente al museo. Se ha hecho bastante, pero también hay mucho por hacer. Los museos más grandes del mundo han tenido que refrescarse cada cierto tiempo. Creo que Melvin, en su afán de proteger el trabajo que ha venido realizando, tiene un poco de temor a este a un relevo. Es un tipo que ha hecho su aporte, pero siempre hay una persona joven que está lista para tomar la posta.

Me encantaría que en el museo de la ciudad exista una colección de arte moderno y de arte contemporáneo, que le podamos ofrecer al turista, al visitante. Está bien tener un Malecón 2000, monumentos, las escalinatas para subir hasta el faro y ver Guayaquil desde arriba. No estoy en contra de eso, pero me parece un poco triste que no exista una colección de arte moderno y contemporáneo: Guayaquil se lo merece, pues ha trabajado para que exista. Hay una deuda que tiene la gestión municipal de cultura; no el Alcalde, porque no se trata de las personas, sino de que la institución que se encarga de legitimar a los artistas tiene que ganarse ese derecho. No es que “yo soy museo, y yo legitimo”. Hay espacios que por más que tengan un nombre o un edificio no legitiman nada.

¡Mañana continuaremos con la entrevista a la artista Daya Ortiz!

Foto de portada: Artículo de Diario El Telégrafo del año 2014.

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