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Guayungas Hub: Un invernadero donde crecen los afectos y la cultura

Por Ana María Crespo

Colectivo Merries

Guayungas Hub es una plataforma diseñada por el Colectivo ambateño Central Dogma que se define como un espacio para la creación, circulación y capacitación en las artes contemporáneas. La preocupación por activar desde lo colectivo está en la estructura misma de este proyecto ganador del fondo de movilidad del IFCI, pues para su puesta en marcha ha contado con el apoyo de la Residencia Artística Pujinostro, la Universidad de las Artes, MZ14, el Openlabec, Arte Actual y Project Room de Flacso, así mismo del Museo Municipal de Arte Moderno de Cuenca.

De la mano de sus creadores, Tania Navarrete y José Jácome, el invernadero cultural ha empezado a operar a inicios de abril con una serie de cursos que, en el contexto de la emergencia sanitaria, pretenden ofrecer herramientas generadoras de bienestar, además de promover la resiliencia en tiempo de crisis. Un total de 40 artistas y creadores son los beneficiarios de este ciclo de charlas en modalidad virtual.

“Artistas que piensan y actúan juntxs” es el leitmotiv bajo el cual además se articulan en su página web (https://guayungashub.org/), una galería de artistas visuales contemporáneos, una colección de obras de arte sonoro, y de textos que abordan los temas que atraviesan nuestra mirada del porvenir, de ahí que exista un interés por explorar la salud, lo ecológico, el género y las tecnologías.

La galería del invernadero

El microclima del Guayungas Hub se configura a partir de una galería de obras visuales que nos introducen, entre otras tantas posibilidades, en el universo andino, la cotidianidad desde el autorretrato, o nos hacen espectadores de actos poéticos. Esta colección incluye trabajos de: Damián Vasquez, María José Machado, Diego Lara Saltos, Juliana Vidal, Damián Sichiq, Vera Primavera, Noe Mayorga, Geovanny Verdezoto, Adrián Balseca y Carlos Vaca. Esta sección de la página web del Guayungas Hub nos acerca a la trayectoria de los artistas, una tríada de sus obras y, por medio de un breve cuestionario, nos muestra una faceta más íntima donde podremos descubrir por ejemplo, cómo fue su niñez y desde cuándo supieron que deseaban recorrer los caminos del arte. Al mismo tiempo, nos permite entender su visión particular acerca de la función actual del arte, ante este cuestionamiento Diego Lara responde: “La de siempre. La de ser un oráculo”.

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Sonoridades y escuchas

Un invernadero es un espacio que favorece al desarrollo de aquello que crece en su interior, y sentir este flujo vital no sería posible sin la escucha de sus sonoridades. La atmósfera sonora se construye de silencios, ruidos, samples, respiraciones, en la cual cuerpo y voz se conjugan y potencian juntos. En esa vía, Guayungas Hub acoge una selecta antología musical de artistas ecuatorianos y extranjeros, entre los cuales se encuentran: Mariela Espinoza de los Monteros, Bjarke Lund, Grecia Albán, Christian Proaño, Edgar Castellanos, José Luis Jácome, Mauricio Proaño, Kike Jácome, Boris Vian y Jamie Molina. Los audiovisuales experimentales nos permiten ver a los artistas ejecutando sus obras, y como ya es usual, incluyen una breve entrevista. En esta ocasión acudimos a lo que dice Grecia Albán para reflexionar sobre la función del arte, a propósito de esto ella comenta: “Creo que debe ser un canal para generar reflexión y curación. El arte debe acompañarnos y hablar por los que no podemos hablar con palabras y también movilizar la sensibilidades humanas desde un lenguaje sutil”.

Tejidos y texturas

Hay un apartado de la web del Guayungas Hub, el cual contiene “textos que nos acercan a otras realidades”. Aquí, los lectores curiosos podrán recorrer una serie de artículos. El interior del invernadero es diverso, así que contiene escritos como “Carne Va”, el performance gastronómico de María José Machado o el diálogo con un ready made de Duchamp, “Departir con una rueda de Bicicleta”, de Tania Navarrete. Así mismo podrán leer ejercicios de escritura producto de algunos de los talleres, en esta línea, encontrarán una colección de textos sinestésicos, que homologan la interpretación de una obra de arte con la digestión.

Ciclos del invernadero

El invernadero produce, pero también cultiva bajo un ciclo intensivo, las habilidades de autogestión y herramientas para profesionalizar a los artistas. Mediante una modalidad en línea se dictan un total de diez talleres, cuyas temáticas abarcan desde la escritura hasta las finanzas personales.

Este recorrido inició con “El comer, saborear y digerir como medios artísticos”, a cargo de Martina Miño quien guió a la clase a través de una genealogía de los alimentos en las obras de arte, una lectura de libros de cocina editados por artistas y ejercicios de escritura interpretativa.

Imagen del taller “El comer, saborear y digerir como medios artísticos”, impartido por Martina Miño.

Imagen del taller “Debates en el arte actual de Ecuador”, impartido por Ana Rosa Valdez

Imagen del taller “Comunicación y creación cultura: repensando lo que será puesto en marcha”, impartido por Janina Suárez Pinzón

Ana Rosa Valdez, en “Debates del arte actual en Ecuador” nos introdujo en las reflexiones contemporáneas dentro del campo visual, además mostró parámetros para pensar el arte feminista e interpeló a los monumentos y su autoridad para representar la historia.

El siguiente taller, “Comunicación y creación cultural, repensando lo que será puesto en marcha” fue dictado por Janina Pinzón, esta propuesta se ideó como lugar para desde lo comunicacional aprender a diseñar proyectos de gestión cultural colectivos.

Del mismo modo y como su nombre lo indica “Claves para escribir sobre arte”, fue un taller en el que Susan Rocha enseñó estrategias para escribir, las cuales se anclan en la historia del arte, los estudios visuales y la crítica. Gracias a estos ejes se podrá observar, describir, comparar e interpretar obras o procesos artísticos.

Imagen del taller “Claves para escribir sobre arte”, impartido por Susan Rocha

Imagen del taller “Narrativa fotográfica en portafolios y autopublicaciones”, impartido por María Inés Arnesto

Imagen del taller “Procesos de gestión de proyectos culturales”, impartido por Tania Navarrete

A continuación, María Inés Armesto impartió el taller “Narrativa fotográfica en portafolios y autopublicaciones”, estas clases magistrales fueron de gran ayuda, pues mostraron formas de aprender a usar el lenguaje fotográfico y entender cómo dialogan distintas imágenes. Parte de esta dinámica fue describir una fotografía para personas ciegas, es decir transitar los dominios de la gramática fotográfica a través de los sentidos.

En el corazón de este ciclo estuvo “Procesos de gestión de proyectos”, de Tania Navarrete, un taller necesario para repensar el diseño y el arranque de propuestas de índole cultural. Desde la experiencia de gestión en exposiciones, festivales de música y de arte, Navarrete invita a los talleristas a reflexionar sobre la potencia del arte para “curar” a nuestras ciudades y por ende sanarnos a nosotros también.

Imagen del taller “Ejercicios especulativos de curaduría”, impartido por Paulina León

Imagen del taller “Finanzas personales para artistas”, impartido por Gabriel Roldós

Imagen del taller “¿Cómo fijar los precios de tu obra?”, impartido por Gabriela Moyano

Continuamos aprendiendo con Paulina León y sus clases “Ejercicios especulativos de curaduría”, partiendo de la creación de una constelación hecha de los sucesos que nos condujeron a habitar el presente hasta pensar en formas de elaborar universos visuales, haciendo dialogar a imágenes de naturaleza distinta. León nos insertó en

los diálogos contemporáneos acerca del campo de la curaduría y sus relaciones con las instituciones que constituyen este campo.

Casi al cierre de este ciclo se dictaron dos talleres relacionados a lo financiero, el primero producido por Gabriel Roldós, “Finanzas personales para artistas”, y el segundo “¿Cómo fijar los precios de tu obra?”, por Gabriela Moyano. Ambos talleres aterrizan en un terreno sensible para quienes desean hacer del arte su modus vivendi, ya que proveen herramientas para organizar la economía familiar y monetizar las producciones artísticas.

La última clase del ciclo de formación del Guayungas Hub, “Derechos de autor y derechos digitales”, fue conducido por Diego Morales. Esta fue una cátedra pertinente para entender cómo proteger una obra artística, qué implica un contrato de cesión de derechos, o cómo se relacionan los derechos culturales e intelectuales.

Imagen del taller “Derechos de autor y Derechos digitales”, impartido por Diego Morales

Guayungas, las semillas para sembrar el mañana

El cierre de su primer ciclo de capacitaciones es tan solo el inicio, Guayungas Hub planea la posibilidad de producir una siguiente etapa que se sostendrá gracias al trueque de servicios u obra a cambio de capacitaciones. En cuanto a la galería sonora, visual y textual, ésta continuará nutriéndose de nuevas propuestas de la escena local e internacional. Por otro lado, para todos aquellos interesados en navegar en alguno de los talleres del primer ciclo, el colectivo Central Dogma liberará en la web y en su canal de YouTube (https://www.youtube.com/channel/UCmuQNu7jlAFZ7IbVHQHjrjw) las clases impartidas por los artistas y gestores culturales del invernadero.

El Guayungas Hub es una plataforma suscitadora de cuestionamientos, cabe pues preguntarnos cuáles son los lugares desde donde nos enunciamos, cuáles son nuestros compromisos como artistas, si acaso podemos hablar de una responsabilidad ulterior del arte o más bien como plantea Bernard Stiegler podríamos pensar que el trabajo artístico está “originariamente comprometido con la cuestión para la sensibilidad con el otro”. Este espacio también recoge reflexiones como la de Edgar Castellanos, músico y diseñador ambateño, quien sobre esta temática manifiesta lo siguiente: “Lealtad con la música, más allá del espectáculo, más allá del arte. Pero siempre con la idea de que sirva para generar espacios de diálogo, lugares anómalos, márgenes de expansión para la gente”. En ese sentido, el invernadero cultural se proyecta como un banco de conocimientos y producción colaborativa para enfrentar los desafíos de un futuro cada vez más abocado a lo que Stiegler define como la “miseria simbólica”, es decir la pérdida de participación en la producción de símbolos que atañen a los afectos, a nuestra vida sensible.

Referencias:
Stiegler, Bernard. “De la misére symbolique”. Paris: Galilée, 2004.

Participantes de Guayungas Hub 2021

Imagen de portada: Diego Lara Escudo, Dos Mil Trece – Uno, 42 x 30 cm, Madera calada y policromada, 2013

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