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Hormigas activistas y uvas de fin de año: volver la mirada al 2016 #artecuador2016

Por Edú Carrera

En la medida en que un pensamiento curatorial contemporáneo se ha establecido, los actores culturales que tienen relación con la institución artística dejaron de lado perfiles tradicionales, y empezaron a tratar su posición en un ámbito político-cultural. Un ejemplo es el Centro de Arte Contemporáneo de Quito, que inicio su gestión en el año 2011. A la par de estas nuevas formas de acción y presentación han surgido nuevas formas de hacer exposiciones y presentar arte contemporáneo. Se intenta descubrir lo que la actividad curatorial en un contexto institucional puede significar: examinar sus límites en exposiciones que proponen contenidos críticos y educativos en marcos institucionales particulares, sin salir de la propia institución. Por ejemplo, ‘Amistades Ilícitas’, una muestra que abrió un debate publico sobre las clínicas de deshomosexualización en el Ecuador, presentada en el CAC en el 2012, promovió un diálogo entre activistas, artistas, curadores, investigadores y autoridades de la ciudad.

Digamos, entonces, que la programación de un museo o un centro cultural es un ejercicio de activismo. Este tipo de ‘pensamiento curatorial’ en los marcos institucionales es decisivo para la expansión de la propia práctica institucional, sobre todo hacia formas de compromiso social. Un intento de convertir a la institución en un lugar donde el trabajo artístico crea otras formas de participación, y así proponer un camino a una “reimaginación del mundo”.

En el 2016 la crisis de los museos ha sido evidente. En un ejercicio de optimismo, rescato el Encuentro sobre el Museo Nacional, en el cual, con la participación de curadores, investigadores, educadores y agentes vinculados a la museología, se propuso como conclusión un guión temático en el cual se incluyen, entre otros, dos ejes importantes: ‘Mujer y diversidades de género’ y ‘Entorno natural y territorio’. Esta propuesta transforma los contenidos expositivos y educativos del Museo y el modelo de gestión de una institución del siglo XXI.

Espero que el 2017 nos traiga un museo que ponga en práctica lo que varios agentes de la escena han aportado en la construcción de esta institución durante años. (Me como una uva).

Durante el 2016, en relación a proyectos que han trabajado sobre activismos y arte, debo mencionar: Quimsacocha (2016), obra del artista guayaquileño Fidel Eljuri, presentada en la XIII edición de la Bienal de Cuenca, que hace referencia al conflicto minero que está atravesando esa comunidad; la 4ta edición de la Exposición de Artes Visuales en el marco del mes del orgullo LGBTIQ+, que a través de sus exposiciones esta construyendo un archivo de prácticas artísticas que entran en diálogo con la comunidad LGBTIQ+ en Latinoamérica -este año No Lugar fue invitado a presentar este archivo en el marco del evento ‘Queer City’ paralelo a la Bienal de Sao Paulo-; Otro Porno es Posible, gracias a la 8va edición de ‘La muestra marrana’ y la gestión de Pacha Queer; la propuesta editorial de La Sicalíptica; las iniciativas de los artistas Daniel Coka y María José Machado en Cuenca, que a través de sus acciones y performance cuestionan la construcción de las identidades y los roles sociales.

De este modo, he mencionado, brevemente, algunas de las iniciativas del 2016 que hicieron del arte un espacio social y les deseo un feliz 2017.

 

 

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