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Ilich Castillo: Algo después (Espacio Odeón)

POR RODOLFO KRONFLE CHAMBERS

Ésta muestra se enfoca en uno de los filones creativos más salientes del trabajo de Ilich Castillo (Guayaquil, 1978), uno de los artistas más complejos de la escena de arte contemporáneo que emergió con vitalidad a mediados de la década pasada en el Ecuador. Integrante además del señero colectivo Lalimpia, sus contribuciones fueron claves en la reanimación estético-política de la escena local.

La obra de Castillo requiere de interlocutores cómplices abiertos a un diálogo poblado de densidades, ya que ésta se contrasta transversalmente frente a narrativas identitarias, contenidos científicos, y connotaciones derivadas de repertorios artísticos y culturales específicos a los cuales tangencialmente alude. Detrás de su particular forma de activar entre sí economías visuales muy dispares –guiños al canon de la abstracción o de la historia del cine, por ejemplo- se intuye en su trabajo cierto aliento filosófico.

Lo atípico de sus premisas creativas -alejadas de las agendas más trajinadas del arte en el Ecuador- las referencias eruditas o intereses singulares que incorpora en ellas (muchas veces ajenos a la especificidad del campo artístico pero a la vez siempre en diálogo con éste), sumado al sentido experimental de sus propuestas y al desarrollo de un pensamiento autocrítico que permanentemente escruta los supuestos de su propia práctica, lo han conducido hacia inquietos tanteos en direcciones diversas. Como contraparte esta facilidad que tiene su trabajo para filtrarse a través de diferentes dominios cognitivos presenta retos para ser domesticado por la palabra: ciertamente es un desafío hilvanar un discurso que englobe el grueso de su producción en los códigos de uso corriente con que se distribuye el saber en el mundo del arte.

Frente a esta dificultad, la exposición presenta una selección de trabajos que dialogan entre sí, y que permite fijar una perspectiva concreta sobre una parcela de su producción. El recorrido se enfoca sobre una de las aproximaciones más reiteradas en su quehacer, caracterizada por las alteraciones –primordialmente a través de procedimientos digitales- que el artista subraya o provoca sobre acervos documentales, literarios o fílmicos, varios de los cuales tienen a la gramática del glitch como disparador. Estos procedimientos, donde un error causa interferencias sobre el código que construye la imagen, producen atractivos desenlaces formales en los cuales la distorsión resultante, en su acontecer, insinúa también la pifia conceptual que podemos deducir del referente original y el yerro que simbólicamente encierra.

Partiendo de esta aproximación encontramos series fotográficas como Physis y Bichos de jardín (calamidad doméstica) que emplean documentación de fallas geológicas y plagas, respectivamente. Lo propio en videos como Glitch Ecuador y Qué tan lejos está el triunfo de la voluntad, que a más de ahondar en las “formas” discursivas más veladas que afirman la identidad del Estado-Nación, también suscitan –algo común en su repertorio- reflexiones en torno a la dicotomía representación/abstracción.

Otras obras, como Trampas cromáticas, Ejercicios de agrimensura y Algo después, manteniendo aquel interés por contrastar ideas a partir de la anomalía presente en un sistema determinado, se plantean más como paralelos análogos de los trabajos antes mencionados. Éstas privilegian la contemplación de una cotidianidad anodina y la experiencia de eventos de carácter residual donde se intuye algún tipo de revelación. Así los sueños, los pequeños accidentes fortuitos, o las maneras en que se descartan los objetos pueden someterse a elaboraciones estetizantes o a arreglos instalativos que permiten, en su conjunto, sacudir nociones establecidas sobre la psiquis, la naturaleza, el paisaje y la cultura material. Sus abordajes parten de una observación cuyos sesgos se nutren desde el trascendentalismo de Thoreau hasta los dilemas que padece él mismo como artista contemporáneo que profesa una religión poblada de pautas restrictivas.

En Castillo la errancia propia del mandato misionero se ha convertido en algo emparentado a la deriva, desde donde decanta vivencias que subyacen sutilmente tras este corpus de obra. Su trabajo no apologiza el señalamiento del error como motivo estético o finalidad ulterior, sino más bien como elemento delator dentro de un sistema de percepción de deformidades y desviaciones que interpelan al mundo. Al final su obra parece proponer la toma de consciencia de estas singularidades como un “factor fenomenológico”[*] desde el cual nos invita a hacer sentido de todo lo que nos rodea.

Rodolfo Kronfle Chambers

Curador

Catálogo de la exposición: ilich-castillo-algo-despues

PHYSIS

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23 impresiones fotográficas en papel Luster, 30 x 40 cm c/u, 2014

Ésta serie reúne un conjunto de fotografías de archivo sobre fallas geológicas donde la intencionalidad del registro científico se traslapa con nociones de representación paisajística. Los “errores” de la naturaleza, aquellos terremotos que han dejado una cicatriz en el panorama, se encuentran parcialmente velados por un equivalente digital de la misma imagen sometida a un glitch.

El título conecta con el interés subyacente del artista: “En el origen del concepto physis, encontramos aquella necesidad de apalabrar las proto-investigaciones de ciertos filósofos presocráticos sobre la naturaleza. Ese intento de dar cuenta de las  variaciones de aquello conectado con la realidad que no se podía determinar pero que necesitaba un enunciado primigenio […] en términos de una imagen digital lo que la operación de la obra busca es, en una medida, evidenciar aquel estadio de la imagen como dato…”. Tanto el orden natural como “la matriz estructural de la cual depende la manifestación de toda imagen ha sido destruida […] dejando en evidencia las propias oscilaciones que un material de registro afronta permanentemente.”

GLITCH ECUADOR

Video monocanal, 8 min. 46 seg., 2008

De manera fortuita el artista se encuentra con este video educativo sobre “Las regiones naturales del Ecuador” por el que transcurren las imágenes estereotipadas del territorio engranadas en la conciencia nacional, y que ciertamente fomentan el sentimiento de pertenencia al terruño. Castillo se propone desestructurar el velado mensaje de arraigo reorganizando las tomas según los movimientos convencionales de cámara empleados en la pieza: cada uno de estos dejos del lenguaje cinematográfico (PAN LEFT – PAN RIGHT, ZOOM IN – ZOOM OUT, TILT UP – TILT DOWN) se anuncia con la inserción de texto descriptivo a manera de instrucción sobre las imágenes subsiguientes. La atracción inicial de Castillo hacia este documento residió en la cantidad de glitches “naturales” que inundaban el DVD original y que, habiendo averiado irreparablemente la imagen, invitaban a alterar también su progresión narrativa. Aquellos errores, frecuentes en los discos chapuceramente duplicados que circulan por el gigantesco mercado audiovisual generado por la piratería, se perciben exagerados en esta obra que potencia el valor de su estética inherente.

Aquí los recursos propios del género de documentales de ciencia se convierten en el pretexto de una intervención creativa, libre -como si jugara con retazos de found footage-, y no exenta de ironía, sobre el resurgimiento del valor de lo autóctono como reacción a la globalización dentro del marco de las ideologías nacionalistas.

CASCADA O “QUÉ TAL LEJOS ESTÁ EL TRIUNFO DE LA VOLUNTAD”

Video monocanal, 3 min. 12 segundos, 2009

En este video el artista parece explorar el fantasma nacionalista y el perfil militante inmerso en cierta producción cinematográfica. Los créditos que vemos aparecer pertenecen al esperanzador road-movie “Qué tan lejos” (2006) de la realizadora ecuatoriana Tania Hermida, quien luego de concluir su largometraje militó en el partido gobiernista y fue electa a la Asamblea que reformó la constitución del Ecuador que entró en vigencia en el 2008.

Castillo provoca la distorsión de la imagen insertando en el código fuente del video los créditos de la paradigmática cinta propagandística “El triunfo de la voluntad” (1934) de la germana Leni Riefenstahl. El artista entiende estos procedimientos como una aproximación al collage, una en la cual los resultados son más impredecibles: el placentero efecto visual de una “cascada” –tal era el título alternativo de esta pieza- marca pautas muy sugerentes que bien pudieran metaforizar la degradación ideológica del país en este período denominado “Revolución Ciudadana”: aquella carta magna, poblada de una retórica idealista que fue desentonando con la realidad, se convirtió en la piedra basal de todo un proceso que afectó absolutamente todos los órdenes del acontecer local.

BICHOS DE JARDÍN (CALAMIDAD DOMÉSTICA)

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Bichos de jardín (Calamidad doméstica, 7 impresiones fotográficas en papel de algodón, 43 X 60 cm c/u, 2015

En 1947, después de un sonado desperfecto en el sistema del Mark II (ordenador sucesor del ASCC Mark II), la matemática y programadora Grace Murray Hopper, presuntamente descubre que la causa ha sido una pequeña polilla de apenas un centímetro. Para dejar constancia de lo sucedido, la científica decide adjuntar con cinta adhesiva al bicho en su informe con la siguiente leyenda: “First actual case of bug being found”. [Primer caso registrado del hallazgo de un bicho]

Se dice que muchos años atrás, el mismo Thomas Alva Edison había utilizado e incorporado en el argot tecnológico la palabra bug para referirse al mal funcionamiento de un equipo por la aparición de estos pequeños intrusos.

Ilich Castillo

Las fotografías que componen esta serie parten de un registro que hace el artista de las afecciones que soportaban las plantas del jardín de su suegra. La abstracción que acompaña cada una resulta de la imagen del bicho causante sometida a un proceso de glitch, una suerte de par digital de la plaga natural o, en palabras de Castillo, “un fuera de campo de ese mismo bicho”.

Detrás del ímpetu de investigador botánico subyace el interés por indagar en las diversas apariencias de lo mismo. Esto incluso lo lleva a invocar lo ocurrido en la película “La Mosca” (1986) de David Cronenberg, donde una ligera interferencia en el código genético del protagonista  le produjo transformaciones significativas. Lo mismo sucede cuando la interferencia actúa sobre una imagen y atenta contra su estabilidad: “inclusive lo digital en el formato de turno no es invencible, se degenera… el glitch es un evento… una aparición”.

TRAMPAS CROMÁTICAS

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Trampas cromáticas. Impresiones fotográficas en papel de algodón. Dimensiones variables. 2015

Emparentado con Bichos de Jardín el trabajo explora el tema bug desde otros ángulos que desbordan su acepción en el mundo digital: en palabras del artista “como una fuerza causal -originaria, paralela- con la que friccionamos permanentemente incluso al punto de instrumentalizarla”.

Castillo realizó búsquedas por internet sobre control de plagas encontrando las numerosas versiones de “trampas cromáticas” para insectos que reúne en esta pieza. Aquí la plaga es entendida como una energía contenida por un tropismo o atracción a colores específicos, coincidentemente primarios y patrióticos. Toda una analogía de las masas seducidas por un poder que reconduce su voluntad.

Estas trampas, dispuestas en el paisaje y desplegadas como si fuesen un catálogo de las diversas tipologías existentes, nos permiten reparar en su evidente estética escultórica e instalativa. Desde las más precarias hasta las más sofisticadas, el rango de estilos mostrado en el  recargado montaje permite asimilar estos artilugios a la lúdica idea de un neo-concretismo de carácter científico: los planos, colores y formas geométricas de estas trampas que habitan el espacio abierto abandonan la racionalidad de su empleo instrumental para cargarse de una cierta expresividad lírica.

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CONDUCTUAL

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Conductual I. Intervenciones en lote baldío. Materiales encontrados. 2015-2016

 

En Conductuales hay un deseo de organizar o articular diferentes momentos de aquellas apariciones entrópicas que la ciudad nos ofrece para crear especies de señuelos habitacionales estériles. En cierta forma son ocupaciones lúdicas que oscilan con la idea de un grafiti (escultórico-arquitectónico) en estos terrenos cada vez más frecuentes en el casco urbano. Estoy tratando de entender la fuerza de la incertidumbre que manejan estos terrain vagues en una ciudad donde la arquitectura vernácula es el paradigma.

Ilich Castillo

La fotografía registra una instalación realizada con materiales encontrados, específicamente concebida para emplazarse en un lote abandonado. Conductuales explora la vida de los objetos, sus múltiples instancias de uso y concomitantes oscilaciones de valor. Es también una forma de negociación de estos con el espacio ausente y ruinoso que habitan, desafiando la horizontalidad del suelo donde se han encontrado. Su erección estetizada les confiere ahora un estatus de anti-monumento que interpela lógicas fallidas de urbanismo. Su evidente precariedad y afán reciclador emparenta esta estructura tanto con las Trampas cromáticas de confección más artesanal, como con los cuadros de la serie Conductas en la pinacoteca (2004), que desarrolló en colaboración con Óscar Santillán, donde lúdicamente planteaban “cuestionar al régimen ilusionista” con que se perfilaba al género de forma ultra-conservadora en los centros culturales locales. Aquellas composiciones empleaban elementos pictóricos base -como telas y bastidores- para inventar proyectos de instalaciones que se presentaban dentro de certámenes de pintura; todo esto inscrito dentro de un proceso de crítica institucional que cobró auge en el medio guayaquileño a mediados de la década pasada.

conductas-en-la-pinacoteca

Conductas en el museo 

(con Oscar Santillán). Óleo y grafito sobre lienzo. 2004

WALDEN

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(Dieciocho capítulos de “Walden” de Henry David Thoreau en tipografía Helvética reducidos a tamaño 1, Microsoft Word).

Litografías, 32×29 cm c/u, 2009-2014

 

TEST (Caminar)

13 sec. (loop)
Video monocanal

Screen shot de un TEST de la cámara de Super 8, Canon 310 XLS, sobre un documento de Microsoft Word Office (“Caminar” de Henry David Thoreau).

2010

El interés del artista por la observación meditada, la caminata y la naturaleza se decantan en este intento de transmutar el emblemático ensayo “Walden, la vida en los bosques” (1854) de Henry David Thoreau a otra dimensión sensible. El célebre relato concentra las vivencias del autor durante los dos años, dos meses y dos días que pasó solo en una cabaña al borde del pueblo: proyecto reflexivo en el que se embarcó para repensar –desde la introspección- la relación del hombre y la sociedad industrial.

Castillo parece seguir a su modo la consigna del autor (“simplifica, simplifica”) al reducir el tamaño de la letra del texto original en el procesador de palabras a un punto de ilegibilidad total, arreglando luego los compactos bloques de palabras en elegantes composiciones de apariencia abstracta. Este procedimiento de alteración digital es trasladada luego a un proceso análogo, diseñando a partir del resultado dieciocho litografías correspondientes a cada uno de los capítulos del libro. La transición del texto a un lenguaje no representacional bien puede apreciarse como un guiño al idealismo del arte de las primeras vanguardias.

Anulada la posibilidad de leer el texto nos queda solo la opción de contemplar, justamente una de las acciones más importantes que el libro enfatiza en relación a la naturaleza. Como pieza acompañante se encuentra el video Test (Caminar), que incorpora una captura de pantalla de otro texto seminal de Thoreau (“Caminar”, 1961) contrastada con un video obtenido de Youtube que prueba la operatividad de una cámara de Super 8. Aquí Castillo subraya el hecho de que tanto ver como leer son fundamentalmente operaciones visuales, distanciadas del posterior acto de comprensión. La cámara aparece como un paralelo de este trance, donde el enfoque se manifiesta como aquel momento de reconocimiento y conciencia.

EJERCICIOS DE AGRIMENSURA

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Impresiones fotográficas. Serie compuesta por 41 fotografías. Medidas y montajes variables

Castillo ha sostenido una fijación por ciertas características de la cultura material, particularmente sus procesos de deterioro, descarte y re-funcionalización. Por años ha alimentado un impresionante y curioso archivo (https://piedrayhacha.wordpress.com) donde cataloga imágenes del paisaje urbano que ilustran sus observaciones, entendidas “como un campo de morfologías citadinas en el espectro de lo útil, lo inútil, y sus traspasos”. De esta forma el artista intenta “provocar encuentros que se  presenten como una suerte de revelaciones constantes, como ligeras apariciones de ‘lo real’”.

Estas claves permiten aproximarnos a Ejercicios de agrimensura que parte, como es frecuente en su trabajo, del hábito de paseante observador. Se trata de 41 perspectivas distintas del mismo objeto abandonado en un lote baldío que genera, entre su propia forma y su sombra, caprichosas geometrías cuyas permutaciones se asumen inagotables. El trabajo parece habitar en el cruce del asombro y el descubrimiento de que lo que se toma como insignificante puede contener una infinitud de posibilidades formales.

ALGO DESPUÉS (DE LA SERIE “LA ZONA”)

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9 fotografías de capturas de pantalla montadas en plexiglás, Medidas variables, 2013

“Mientras mis vecinos, uno a uno, se iban subiendo al techo de mi casa, atónitos contemplaban el incesante girar de la bola de fuego sobre el Mercedes estacionado de la esquina; ninguno de ellos advirtió que lo hicieron sin mi permiso.”

Ilich Castillo

(“Cuaderno de marzo”, 2012)

Al igual que varios de los trabajos en esta muestra Algo después juega con lo inestables que resultan las múltiples posibilidades de formalización que el procedimiento escogido por el artista permite a su idea.

La obra parte del registro que hace Castillo de uno de sus sueños, que posteriormente trata de ilustrar empleando imágenes que obtiene en Google “sin tener resultados totalmente definitivos o satisfactorios”. Aquí el motor de búsqueda actúa “como psiquis del aleph”, convirtiéndose en el instrumento que el artista emplea para encontrar “la cosa y su reflejo, la presencia y su representación múltiple”. En el contexto de la exposición bien podemos emparentar al sueño con el glitch, como aquella manifestación de un malestar interior.

Las diferentes versiones del sueño ilustrado se distribuyen por las salas sin que podamos, durante el recorrido, percibir o recordar mayores diferencias entre ellas. Es por esto que, a más de enfatizar el actual estado digital de la imagen, este trabajo acentúa aquella complementariedad entre “el objeto y su sombra, entre la lucidez y el estado de sueño, entre texto y subtexto…”.

[*] Todas las expresiones entrecomilladas provienen de textos o conversaciones sostenidas con Ilich Castillo.

REGISTRO DE LA EXPOSICIÓN

POR RODOLFO KRONFLE CHAMBERS

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