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«Lo que pasa cuando no pasa nada»: exposición de Patricio Palomeque en Saladentro

Compartimos una memoria de la exposición “Lo que pasa cuando no pasa nada” del artista Patricio Palomeque, realizada entre mayo y junio del presente año en la galería Saladentro de Cuenca (Ecuador). Incluimos un registro fotográfico exhaustivo de la muestra, un texto del artista en el que reflexiona sobre su obra para este proyecto, y un breve ensayo del curador español José Luis Corazón Ardura.

Lo que pasa cuando no pasa nada

“Lo que generalmente no se anota, lo que se nota, lo que no tiene importancia, lo que pasa cuando no pasa nada, salvo tiempo, gente, autos y nubes”.
Georges Perec

Los tiempos muertos, tiempos de espera, todos estamos esperando algo… algo que cambie, que llegue, que mejore… mientras tanto seguimos en el mismo lugar de observación, anotando, categorizando.

Para esta muestra reúno una serie de objetos de diversos materiales, más algunos proyectos en colaboración con el artista urbano Jhonatan Mosquera. Paralelamente tomo textos literarios, que funcionan como pretextos para hablar de la literatura como un ejercicio de re-interpretación a manera de herramientas para establecer conexiones e interpelar el presente socio-político.

Estas obras se caracterizan por mantener microrrelatos, que de alguna forma se reafirman en la estructura formal de los objetos. Parte de estos ensamblajes son realizados manualmente a manera de tejidos o tramas, fusionado el video y la fotografía. Esta especie de mecánica lúdica, dota a los objetos de la apariencia de un “juguete rabioso”,  encapsulados en sus mundos propios.

Esta mirada de lo Infra-ordinario termina fusionándose con todo este panorama exterior que además intenta reflexionar con la escena artística, los temas de autoria, los procesos urbanos. Una suerte de equilibrio entre el humor, lo aparentemente banal y las incidencias de lo político.

Patricio Palomeque

Lo que pasa cuando no pasa nada

Por José Luis Corazón Ardura

Existe una larga tradición literaria de la modernidad que descubrió en el espacio de la ciudad el hastío que iba a caracterizar toda una época que alcanza nuestro presente. Como una manera de pasear y pensar desde la divagación, el despertar de la conciencia o la espera que acontece cotidianamente en nuestras propias vidas, es más que seguro que el tiempo dedicado al arte con relación a esa deriva urbana sea uno de los objetivos principales que Patricio Palomeque muestra en una exposición de título contemplativo que puede conducir irónicamente a engaño.

Es precisamente ese espacio cotidiano de espera y de trasiego cuando somos más conscientes del valor del instante. Es el tránsito que hay que comprender en su sentido más fantasmagórico, pero también cuando formamos parte de un espacio que propicia el descubrimiento paciente de otras formas de comprender las estructuras urbanas, políticas o sociales. Son espacios de penumbra como corresponde al paso que conduce a una mejor comprensión de cuál es el lugar de conversación y diálogo que establece el uso diversificado de técnicas, formatos y materiales con la ciudad considerada como un espacio de intervención directa, de una manera cercana a las prácticas situacionistas inspiradas en el surrealismo.

Las prácticas actuales del arte provienen de prestar atención a lo que pasa cuando aparentemente no pasa nada. Son herramientas adecuadas para describir un periodo de crisis, como ejemplifica un tema tan actual como la migración con relación a su presencia actual en el entorno del arte contemporáneo. Patricio Palomeque propone una serie de intervenciones realizadas en las calles y edificios en estado de abandono, como se ofrece metafóricamente en la fijeza ruinosa de un puente roto. Es el caso de una avenida que transcurre hacia la noche, siendo conscientes del carácter operativo que se esconde en estas obras, constituyendo un recorrido desengañado ante el discurso vacío de la política.

En cualquier caso, esta exposición es mucho más que la selección de la última producción de un artista que hace confluir intereses literarios, artísticos, históricos o urbanos con el objetivo de construir esas huellas del paso del tiempo en un espacio personal. Se trata de mostrar un exploración por la propia psique que persigue ese movimiento de detención, donde se abre la conversación a través de los pasos dados en el diálogo con aquello que parece haberse detenido, en la fugacidad de un instante por venir.

Patricio Palomeque. Instrucciones de uso. Hierro, imán, impresión UV sobre latón. 80 x 160 x 80 cm. 2019

Patricio Palomeque. Tentativas para agotar un lugar. Madera, hierro, imán, alambre galvanizado. 120 x 125 x 40 cm. 2019

Patricio Palomeque. Las grandes gestas. Video loop, madera, imán, alambre galvanizado. 155 x 50 x 31 cm. 2019

Patricio Palomeque. Árbol dentro. Tronco de pera, cajas de pino, cobre y proyección de luz. 65 x 310 x 25 cm. Video monocanal, Imágenes superpuestas de tormenta eléctrica y puente. fotografía, (bosque caído por tormenta eléctrica) Puerto Madryn (2010). 2019

Patricio Palomeque. Árbol dentro. Fotograma del video

Patricio Palomeque. Palíndromos. Impresión UV sobre latón. 40 x 40 cm. 2019

Patricio Palomeque. Nocturno 1. Acrílico sobre lienzo. 165 x 22O cm. 2016
Intervención Jonathan Mosquera. 2019

Patricio Palomeque. Nocturno 2. Acrílico sobre lienzo. 165 x 220 cm. 2016
Intervención Jonathan Mosquera. 2019

Patricio Palomeque. El desengaño llego luego. 6 fotografía chromalux sobre aluminio. 20 x 30 cm. c/u. 2017

Patricio Palomeque. Remoto Control. Video monacal, 4:50. 2018

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