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Grabador Fantasma: Una conversación entre Rodolfo Kronfle y Adrián Balseca

Grabador Fantasma es un proyecto del artista ecuatoriano Adrián Balseca, originalmente producido para integrar la muestra principal de la XIV Bienal de Cuenca. Actualmente la obra se presenta en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito en el Ala Norte, un espacio que conserva huellas de la edificación de otros tiempos. La textura temporal del lugar dialoga con las connotaciones históricas de esta propuesta, y resalta visual y significativamente su materialidad.

A continuación compartimos una conversación entre el artista y el crítico y curador Rodolfo Kronfle Chambers. Incluimos el catálogo en formato digital, fotogramas de la película (cortesía de Adrián Balseca) y un registro fotográfico de la instalación en el CAC realizado por Martina Orska. 

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Catálogo del proyecto Grabador Fantasma de Adrián Balseca

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Grabador Fantasma

Una conversación entre Rodolfo Kronfle Chambers y Adrián Balseca

Rodolfo Kronfle: Adrián, creo que vale comenzar por aquella aproximación que caracteriza buena parte de tus proyectos y que me resulta ser una parte interesantísima de tu proceso: sueles elaborar ensayos visuales antes de realizar la obra en sí; estos parecen operar tanto como acumuladores de ideas y hoja de ruta a la vez. Estamos hablando justo del impreso que el lector tiene en sus manos que detalla una serie de datos, referentes y documentación histórica pertinente al proyecto. A más de aportar claves y pistas creo que estos documentos dan cuenta del cauce de tu pensamiento y de cómo una obra tuya en el fondo se ancla en varias capas de información, más allá de sus resonancias intelectuales y emocionales. Cuéntanos cuál fue tu punto de partida para Grabador fantasma (2018) y cómo se fueron hilvanando y decantando todos estos imaginarios que desembocan en el film.

Adrián Balseca: A manera de coleccionista empírico he ido recolectando, en los últimos años, material de distinto orden que luego incorporo en mis investigaciones a futuro, tratando de armar una constelación medianamente organizada de referencias documentales que funcionarán como caminos a seguir.

Estas referencias van desde fotogramas de películas, memes digitales, fotografías familiares, publicidad antigua, fotos del celular, catálogos de museos, recortes de prensa, entre otros.

No veo a estos materiales como parte de la pieza final, pero sí podría decirte que el trabajo y organización de estos archivos se ha transformado en un herramienta metodológica personal en la realización de mi obra. Estas colecciones me permiten, en primera instancia, organizar y decantar las ideas que me acompañan en cada trabajo.

Desde Medio camino (2014), para la 12 da Bienal de Cuenca: ir para volver, vengo aparejando mis proyectos con estos documentos, y en muchas ocasiones brindando al público insumos visuales que resumen de cierta manera la investigación central de cada uno.

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Adrián Balseca. Grabador fantasma. 2018. Fotogramas de la película. Película 16mm color. 9’25’’ (loop) © Fotogramas cortesía del artista 2019

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RK: No sé si lo has pensado pero con este trabajo se redondeó en mi imaginación un ciclo que permite aproximarse a tu obra en video desde el paisaje (pensando no solo en sus rasgos naturales, sino en sus huellas históricas, antropológicas, etc.), ya que entre las locaciones de todos ellos se configura un gran panorama de las zonas geográficas del Ecuador, al menos en su esquematización pedagógica escolar: hay piezas rodadas en la región insular, en el perfil costero, en los Andes y en la Amazonía. ¿Te interesan esas lecturas colaterales que van surgiendo a medida que crece tu producción donde el efecto de poder poner en perspectiva varias de tus obras permite entrever nuevas formas de leerlas?

AB: No busco con mi trabajo configurar un concepto de “región”. Sin duda este es un concepto geográfico que me resulta complejo, ya que da cuenta de su condición de herramienta administrativa y de poder, más que otra cosa.

Vemos que con la zonificación, estratificación del suelo y clasificación de sus recursos naturales y culturales, la historia de la República de Ecuador se ha levantado desde la lógica de separación, con un fin netamente económico y administrativo.

No trato de romper estas lógicas, pero sí te diría que estoy más interesado en el trabajo en territorio y una búsqueda del paisaje que pueda contar cierto relato territorial, antes que quedarse en una representación netamente esteticista de un lugar.

Muchos de estos territorios han aparecido en mi trabajo de manera orgánica, con comisiones como Proyecto para retrato (El origen de las especies introducidas) (2016) realizado en Santa Cruz – Galápagos, u Horamen (2017) en Isla La Tolita Pampa de Oro, Esmeraldas, y que derivan justamente de proyecciones para trabajo en territorios.

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Adrián Balseca. Grabador fantasma. 2018. Fotogramas de la película. Película 16mm color. 9’25’’ (loop) © Fotogramas cortesía del artista 2019

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RK: Me parece interesante la manera como concentras el contenido de tus videos en un objeto protagónico que constituye el elemento medular de sus puestas en escena: una cabeza de madera gigante, un caduceo monumental de hierro fundido, un automóvil, una canoa tallada de un árbol, etc. En el desarrollo de tus filmes estos objetos adquieren una densidad simbólica inmensa al surgir de –e interactuar con– el elenco de actantes (Bruno Latour dixit) que se van interrelacionando: no solo los humanos y sus actividades, sino también el paisaje mismo y las actividades que se desarrollan en este.

Estos objetos están además inmersos en una red de creación/destrucción que de diversas maneras matiza los enunciados del progreso e interrogan hitos de nuestra historia económica. Es ahí donde parece que la obra escarba en una serie de relaciones de producción que son de gran calado en el tiempo, siendo una forma muy efectiva de sondear, sin didactismos, las capas de historia con que se configura el relato del estado-nación y sus descalces con el territorio y el individuo que lo habita. Te debe tomar tiempo perfilar el guión de cada obra. ¿Te sorprenden a veces los resultados e implicaciones inesperadas que surgen en su realización? Al conocer tu sentido del humor puedo intuir además una sutil ironía en varias piezas pero subsumida bajo una mirada contemplativa que prima. ¿Es algo que controlas o que surge inevitablemente?

AB: Cada proyecto merece un cuidado y dedicación especiales en la la selección de lugares a trabajar. No me gusta llamarlos “locaciones”, ni a su búsqueda como simples scoutings. Me siento más cómodo con la idea de que estos recorridos iniciales en búsqueda de sitios son aproximaciones a historias locales determinadas; y es que cada territorio o paisaje tiene mucho que contar.

No trabajo con guiones, en el sentido rigorista del guión cinematográfico. Lo que sí busco es incorporar tratamientos audiovisuales que, acompañados con los “ensayos visuales” que hablábamos al inicio, funcionan como guías al momento de filmar, por ejemplo.

Ahora llevo un cuaderno de anotaciones visuales que se va engrosando poco a poco antes de cada filmación. Esto lo aprendí de Pedro Costa, quien me obsequió años atrás Casa de lava (1994), un bello cuaderno de viaje y una suerte de guión visual. Y es que me interesa que la idea se nutra de elementos inesperados de la cotidianidad, y que estos elementos estén por fuera de cualquier planteamiento o preproducción posible.

Por supuesto hay algo de las estrategias de Debord –”Theory of the Dérive” (1956)– que no necesariamente las aplico como una fórmula a rajatabla que seguir. En Medio Camino fue así. Había un trazado A-B, por donde desplazarse, un incipiente conocimiento de las carreteras por donde atravesar la zona andina del país, y un  objetivo: llegar a Cuenca. Cada encuentro con distintas personas y medios de tracción, con quién se interactuaba en el camino a Cuenca, iba determinando el recorrido que el automotor realizaría.

Me interesa alimentar mis proyectos con ciertas figuras retóricas o atributos visuales que puedan detonar espacios para el humor. Como un ejercicio consciente, encuentro que el humor es muy difícil de alcanzar. Sin embargo creo también que subrayar ciertas especificidades, y remarcar un tono irónico en algunos proyectos, puede quitar la propia solemnidad y peso a los temas tan sórdidos o complejos que muchas veces abordo.

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Adrián Balseca. Grabador fantasma. 2018. Fotogramas de la película. Película 16mm color. 9’25’’ (loop) © Fotogramas cortesía del artista 2019

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RK: Finalmente quería que me comentes sobre las posibles lecturas ecologistas que se pueden hacer a tu trabajo; lo tuyo se podría percibir como una crítica al desarrollismo, por ejemplo. ¿Qué ángulos de esto te interesan y cuáles no? Siempre he valorado mucho que tu manera de narrar enganche por su sutileza sin la perorata del discurso chato y evidente.

AB: El ecologismo es hoy en día una comunión social bastante extendida, que me parece ha distorsionado sus principios fundacionales de conservación biológica y búsqueda de equilibrio socio-ambiental. El ecologismo como lucha social y política hoy ha sido engullido por el discurso corporativo y se ha transformado en una retórica burguesa que, miope de las condiciones de clase, ha subyugado su discurso inicial en un antropocentrismo ideológico que ha devenido en una corrección política muy peligrosa.

No me preocupan esas asociaciones en mi trabajo. Un público atento notará que los proyectos no muestran posiciones tan binarias, ni tienen como bandera un juicio de “valor verde”. Por el contrario, me interesa mostrar en mis proyectos las paradojas y contradicciones mismas que se encuentran en la relación del ser humano y la su idea de naturaleza. Un ejemplo fue Proyecto para retrato (El Origen de las Especies Introducidas), donde se taló un árbol de Cedrela odorata de más de 80 años en Islas Galápagos. Un acto que para grupos ecologistas resultaría dantesco, constitute también un acto de preservación y erradicación de una “especie introducida” en un contexto medioambiental frágil. Un vacío legal en la Ley Orgánica de Régimen Especial de la Provincia de Galápagos, que nos habla de las contradicciones en la idea misma de preservación ambiental.

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Adrián Balseca en colaboración con Kara Solar. Grabador fantasma. 2018. Vista de la intalación. ‘Ala Norte’, Centro de Arte Contemporáneo de Quito 2019Canoa de madera de aguano, celulas solares. © Fotografía Martina Orska 2019

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Portada: Adrián Balseca. Grabador fantasma. 2018. Fotograma de la película. Película 16mm color. 9’25’’ (loop) © Fotogramas cortesía del artista 2019

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